A- Distraídos en razonar la inmortalidad, habíamos dejado que anocheciera sin encender la lámpara. No nos veíamos las caras. Con una indiferencia y una dulzura más convincentes que el fervor, la voz de Macedonio Fernández repetía que el alma es inmortal. Me aseguraba que la muerte del cuerpo es deltodo insignificante y que morirse tiene que ser el hecho más nulo que puede sucederle a un hombre. Yo jugaba con la navaja de Macedonio; la abría y la cerraba. Un acordeón vecino despachaba infinitamente la Cumparsita, esa pamplina consternada que les gusta a muchas personas, porque les mintieron que es vieja... Yo le propuse a Macedonio que nos suicidáramos, para discutir sin estorbo.
Z (burlón)- Pero sospecho que al final no se resolvieron
A (ya en plena mística)- Francamente no recuerdo si esa noche nos suicidamos.
Jorge Luis Borges
Escritor como el, no se compara!
ResponderEliminarBienvenida al blog wachina, vas a mi lista de bolgs :)
(ya no recuerdo tu voz, pareciera que no nos vemos hace añooooooooos u.u)
Por si no sabes quien soy, la que te empezo a hablar una noche en barracao de la nada porque estaba borracha y resultaste ser la hermana de tu hermano (que chico san lorenzo dios!). "Yo soy la sobrina de gerardo, yo soy la sobrina de gerardo" te grite eso y me fui jaja nunca me voy a olvidar :P
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